18 de abril de 2011

La ciudad que no sale en la guía

Hace dos años tuve la suerte de viajar a París con mi familia. Fueron cuatro días de infarto, teníamos poco tiempo y nos gusta verlo todo, todo. Así que madrugamos mucho y llegábamos tarde al hotel, agotados, pero con la retina llena de cosas nuevas, de edificios maravillosos, de obras de arte que nunca morirán. 

París me pareció maravilloso, pero era diciembre y hacía frío, había muy poca luz y anochecía temprano. Las calles se quedaban desiertas muy pronto y eso, para mí, era un indicador más de la clase que se respira en la ciudad. Me gustan los ambientes fríos, no me disgustan los grises y adoro el invierno y los anocheceres tempranos. Los Campos Elíseos iluminados como a media noche tan sólo a las seis de la tarde me parecieron  impresionantes. 

Pero yo no sabía que un año después me iría de intercambio a estudiar en otra ciudad, ni que conocería a gente maravillosa de todas las partes del globo, ni que me invitarían a sus casas para pasar un fin de semana. Ahora acabo de bajar de un avión procedente de París, donde he pasado unos días estupendos con mis amigos. 


La explanada de la Torre Eiffel y el Campo de Marte ayer por la tarde. 

La ciudad es otra cosa cuando hay sol. La gente sale de casa y las calles se llenan; los bares no tienen sitio para ti y desde la acera se oyen las risas de las terrazas. Gente que se toma algo en medio de la calle al más puro estilo español, y una no sabe si está en el barrio de La Latina tomando unas tapas o si sigue en la ciudad del Sena. 

Ha sido poco tiempo pero más que suficiente. Reencuentros y paseos por la orilla del río, let's have a drink somewhere (en inglés, siempre, porque es el único idioma que tenemos en común por ahora) y en definitiva, el descubrimiento de una ciudad que no sale en las guías turísticas. 

Espero que disfrutéis de estos días, si es que tenéis vacaciones. 

2 comentarios:

  1. Qué maravilla! Qúe suerte la tuya, haber podido desembarcar ya dos veces en la ciudad del Sena. Poco puedo aportar aquí, ya que hasta allí no he llegado más que con la imaginación o a través de algún libro, como El club Dumas. Confío en que el tiempo me de la oportunidad de pasear por aquellas calles y ver los mercadillos de libros que me han contado montan a orillas del río.

    Gracias por la crónica del viaje, aunque se echa en falta alguna fotografía más para tornar más gráficas tus palabras, aunque ello suponga estimular un poquito más mi envidia -todo hay que decirlo-.

    Un abrazo!

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  2. Hola Corso! ya que me dices que en El Club Dumas aparece París tendré que leerlo, hace tiempo que lo tengo en esa lista invisible de libros y que si no los tienes delante no recuerdas.

    Respecto a las fotos, soy de hacer pocas, y las que hice fueron casi todas con gente dentro, con mis amigos y esas cosas, así que desgraciadamente poca cosa más tengo para enseñar. En un momento de iluminación hice estas a la Torre, y ya me asombro de mí misma... Pero lo tendré en cuenta si, en futuros viajes que haga, decido escribir algo para poneros los dientes largos.

    Un abrazo!

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