4 de enero de 2012

Carta a SSMM Los Reyes Magos de Oriente

Desde la última vez que estuvisteis en casa han pasado tantas cosas que me veo en la necesidad de justificarme en vez de decir, simplemente, como cuando era (más) niña, que me he portado muy bien. Pero antes de nada dejadme que os agradezca la mañana de hace un año, y en particular mi perfume preferido, ese libro que andaba buscando para completar mi colección y los pendientes que llamaron la atención de mi persona especial. 

Aunque sé que no tenéis puestos vacantes ahora mismo os voy a comentar un par de cosas que aparecen (o deberían aparecer) en mi curriculum, sólo para ver si ponéis mi carta un poco más arriba. 

No es por tirarme el pisto, pero el año pasado no nos vimos de milagro, porque a las seis de la mañana ya estaba estudiando ese libro tan bonito de los impuestos (no, ese no me lo trajisteis vosotros, ese vino de parte de Carlos III, que es otro rey que no sé si os suena). Este año no será así porque terminé la carrera, y como eso me parece el mayor logro del mundo me voy a hinchar a pedir cosas, que bien me lo merezco. También empecé un máster, pero como todavía queda mucho curso por delante no voy a precipitarme ni a lanzar las campanas al vuelo (aunque haya sacado buenas notas hasta ahora, eso que vaya por delante). Mi familia  no se queja mucho de mi, así que debe ser que ahí también me porto aceptablemente. 




Para empezar a entrar en materia, este año quiero un transformador de pensamientos. Lo vi en un despacho de un profesor y me pareció muy útil en aquel momento. Creo que se coloca en la sien y transforma los malos augurios de cada uno en pensamientos positivos. Quizá así pueda cambiar mi "¿Y si...?", que muchas veces no me deja vivir, ni saltar, ni gritar de alegría, ni lanzarme a la aventura, por un "¿Por qué no?".

También quiero un libro eterno. No, uno electrónico no, aunque me digan que duran mucho y se pueden llevar a cualquier parte. Lo que yo quiero es uno que recuerde para siempre, de los que permanecen en el corazón aunque pasen años y años, aunque ahora no me vaya a dar cuenta de eso y tenga que esperar un poco más. Tengo algunas opciones que ya llegaron por mensajero especial la semana pasada y creo que habrá suerte. 

Además quiero una carpeta extra grande de colores, para que quepa todo lo que va a pasar en este año nuevo que hace unos días celebrábamos. Que tenga muchos compartimentos para que pueda separar los viajes de los escritos, las cartas de las servilletas de las cafeterías, mi cuaderno personal del resto de apuntes, las fotos de los marcapáginas... incluso uno para las páginas de la agenda arrancadas a golpe de rebeldía (quién sabe lo que puede pasar... necesitaré ese espacio por si acaso). 

En la categoría de sorpresas voy a facilitaros una lista. Sé que os gusta improvisar y regalarme algo que no espero, pero os voy a dar algunas ideas que se me han ocurrido para que elijáis la que más os guste. En algunos catálogos he visto abrigos de abrazos casi regalados, flores para el pelovisitas sorpresa con paseo incluido (creo que vienen en unas cajas preciosas), macarrones solidarios, conchas de la playabolsas de chocolatetrabajos para empezar (aunque me han dicho que también existen algunas becas igualmente bonitas) y sacos de carbón de azúcar. Cualquiera de estas cosas me gustaría mucho, lo dejo en vuestras manos.  

Si veis que me he pasado de la raya pidiendo cosas comprenderé perfectamente que me traigáis sólo una, pero, por favor, que sea el teletransportador que estuvimos inventado el otro día, me sería más que útil y me alegraría mucho que lo pudierais conseguir. 

Y hasta aquí mi carta de este año, que no es pequeña precisamente. El año que viene espero poder empezar con noticias igual de buenas que éste. 

Muchas gracias por adelantado a los tres, por hacer el viaje desde Oriente hasta Belén, y luego hasta aquí y seguir después con el resto de casas. Ya me encargo yo de que haya algo de comer en el salón por si llegáis sin fuerzas. Mi hermana lo haría encantada, pero no puede porque trabaja. Si os encontráis con ella no le dejéis más carbón del necesario al lado de los zapatos, ella no tiene la culpa de no poder acostarse antes. 

¡¡Un abrazo a los tres, y hasta el año que viene!!

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