6 de agosto de 2013

Sobre la hamburguesa de laboratorio

Dicen que su textura no está mal y que, aunque apenas tiene sabor, podría ser la solución al hambre en el mundo de aquí a un par de décadas. Al menos esos son los argumentos que ha esgrimido su creador en la rueda de prensa. Y yo me pregunto, ¿no dijeron lo mismo con el trigo transgénico, cuando hicieron posible cultivar cantidades ingentes de cereal, para poder alimentar a todo el mundo? ¿No sigue la mitad del mundo pasando hambre? ¿No se siguen tirando toneladas de alimentos debido a las cuotas de producción o para que suban los precios?

Me parece a mí que los que proclaman las virtudes de esta carne sintética (o sintetizada, no sé) no se han parado a pensar que hay formas un poco menos costosas de intentar ayudar en algo al mundo. Por ejemplo, no hay que invertir 250.000 euros para que alguien se entere de que la producción intensiva de carne es una de las industrias menos ecológicas del mundo. Es más sencillo informarse un poco de las cosas que pasan en el mundo. 

Eso por no mencionar que el hipotético y futuro consumo de esta carne eliminaría el concepto de alimento tal y como lo conocemos. Como don de la Tierra, de la Naturaleza, para alimentar cada célula de nuestro cuerpo. Como parte del ciclo de la vida. 

¿Y si  intentamos "solucionar el problema del hambre" consumiendo menos carne? Incrementando el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres y cereales seguiremos una dieta más sostenible y, además, saludable. 

Imagen del documental "Ámame enCARNEcidamente" (LoveMEATender)

Si cambia nuestro patrón de consumo pueden cambiar muchas cosas a nuestro alrededor, y no es necesario crear carne de mentira para alimentar a la población; solo hace falta un poco de sentido común, un consumo sostenible y coherente, y que nos informemos de las consecuencias de nuestros actos. 

[Parece que de un tiempo a esta parte son las grandes empresas las que guían nuestro consumo con el ritmo de vida que nos hacen llevar, pero lo cierto es que sin nuestra colaboración, si finalmente no compráramos lo que nos proponen por mucho que invirtieran en vendérnoslo, no seríamos los esclavos que somos.

Algunos enlaces para pensar sobre esto...

1 comentario:

  1. Hola de nuevo :)

    Hace unos días leí sobre este tema. Nuevamente se me ponen los pelos de punta ante la estupidez humana. Es una nueva vuelta de tuerca a un sistema alimenticio que solo busca (como todo hoy día) el máximo beneficio con la mínima inversión.Y que no me vendan la idea de erradicar el hambre en el tercer mundo: podrían hablar en plata y denominarlo "mercado objetivo".

    Si los cauces "naturales" están ya más que explotados, solo nos queda acudir al laboratorio, y que una tropa de mercenarios vestidos como el doctor Frankenstein inventen nuevas formas de ganar dinero, antes de que las invente la compentencia. El sentido común debería llevarnos a algo tan simple como preguntarnos cuántos somos, qué necesitamos y con qué medios contamos. Si se respondiera a esos 3 interrogantes sin la obsesión economicista de por medio, seguro que veríamos erradicado el hambre en el mundo con creces.

    Pero no interesa.

    Igual que no interesa a los bancos que su clientela mantenga saneadas sus cuentas, igual que las farmacéuticas no pueden tolerar que un medicamento efectivo llegue a todo el mundo y además sea barato (aunque lo sea su producción).

    Hay una multinacional, Monsanto, que aparece en prensa de vez en cuando involucrada en en dudosas prácticas por especulación y uso de transgénicos. Esto es apelar a la indignación, pero merece la pena que eches un vistazo.

    Ayer vi algo en televisión un tanto desasosegante, pero que conviene tener en cuenta. No sabemos lo que comemos, y seguramente tampoco dónde lo guardamos.

    http://www.bajoaragondigital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=309%3Acuidado-con-los-recipientes-plasticos&catid=24%3Areportaje

    Gracias por la entrada. Un abrazo.

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