Alguien que te baja de la nube...

Mientras espero la llegada de SS.MM. Los Reyes Magos de Oriente (sí, a pesar de mi carta aún tengo esperanzas) recibo la llamada de alguien que también viene de lejos, alguien a quien no veo desde hace mucho, y a quien no veré en meses. Alguien que resulta ser completamente opuesta a mí y a la vez lo más igual que he visto. Paradójico.

Dejo mis apuntes a un lado una vez que hemos colgado, mi mente se va a otro lugar, a otros momentos. Creo que hasta miro hacia el lado izquierdo, como recordando... Es difícil seguir leyendo semejante libro cuando ni quieres ni tienes el cerebro en condiciones, peor me lo pones si lo tienes hecho papilla. El ansia de descanso, de días libres que hace tanto que no me tomo, hace que me distraiga con el vuelo de una mosca. Yo, ¡yo! que soy capaz de estudiar en los mejores y más frecuentados clubes sociales (perdón, me traiciona el subconsciente, quería decir "bibliotecas").

Pues sí, se me va la mente. Pero la llamada me ha animado, me ha recordado qué narices hago aquí y por qué sigo en ello en vez de haberme unido al circo. Lo de ser trapecista suena muy tentador pero, seamos serios, ¿es que acaso yo sería capaz de hacer algo distinto a lo que hago ahora? ¿Es que acaso yo no tengo un sueño, por pequeño que sea o escondido que esté? ¿Es que acaso no me han dicho ya que valgo para esto?

Que levante la mano el que, delante de unos apuntes especialmente intensos, nunca ha tenido un momento de debilidad, y nunca ha querido unirse al mundo de la farándula...

¡Feliz Noche de Reyes a todos! Especialmente a aquellos que no conocen el término vacaciones porque lo suyo es trabajo hecho y por hacer. No hay esfuerzo que quede sin recompensa.