21 de febrero de 2011

Te querría de mil maneras


Hoy celebro que hace una semana que fue San Valentín. El 14 de Febrero algunos celebraban esa festividad, mitad tradicional mitad reinventada a golpe de manual de Marketing, pero hoy yo celebro que hace siete días que algunos celebraron tan sólo una versión edulcorada del amor de pareja.

Ahora que sé que conseguí esquivar el día D con estilo, que conseguí no fijarme en lo vacío de mi bandeja de entrada con la mayor de las dignidades, y que apenas miré el móvil en todo el día, viene a mí, por esos azares de la vida, una gran frase de un gran escritor.

"Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente".

¿Quién no lo ha vivido alguna vez?
El amor es un sentimiento que nos es muy familiar. Quien más y quién menos lleva media vida enamorado. Unas veces lo vivimos de forma modesta, callada, porque hay amores sencillos, que no dan grandes voces ni se manifiestan en paredes o en programas de radio; otras veces se trata de algo grande, bestial, algo físico, algo casi seguro pasajero. En alguna de las situaciones habremos estado alguna vez, sintiendo, sin duda, que estamos ante el mayor amor de nuestra vida. Lo intenso del sentimiento así lo requiere...

Pero hay muchos más enamorados.
Porque...
...el 14 de Febrero no se celebra el amor que los voluntarios sienten por las personas con las que trabajan. Hay miles de hombres y mujeres (incluso de jóvenes y niños) que dan lo único y lo más valioso que tienen a cambio de nada: su tiempo. Y todo para conseguir un mundo que sea un poquito mejor. Una meta que es muy lejana, pero a la que se llega con pasos pequeños: con sus pasos pequeños.

...el 14 de Febrero tampoco se celebra el amor que nuestra familia siente por nosotros. Para eso ya hay un día al año en el que tiramos la casa por la ventana y creemos que la mejor corbata será suficiente. Al día siguiente gruñimos por cualquier cosa... Y sin embargo no hay amor más grande...


...tampoco se celebra el amor por nuestros amigos. Hay cientos de formas de demostrar que les queremos: a través del teléfono cuando suena en la madrugada, cuando les vamos a buscar a la estación, cuando nos sentamos al lado del otro para estar, sólo para estar.



Estoy de acuerdo con Sthendal, completamente. Sin amor no hay motor para nuestro pasos, no hay razón para levantarse de la cama cada día. Pero no nos quedemos en lo primero que se nos viene a la cabeza al leer esta frase. Reflexionemos, lleguemos un poco más allá. El amor mueve el mundo y lo cambia de lugar.

El amor por los demás hace de nuestro entorno un lugar mejor; el amor por nosotros hizo que nuestros padres nos dieran la mejor vida que pudieron; el amor por la lectura nos lleva a escribir, a contar cuentos, a regalar libros a nuestro hermanos más pequeños; el amor por nuestros ideales, nuestras visiones de la vida y del universo, hacen que queramos darlas a conocer; incluso el amor por el dinero y el poder movilizan la Tierra, unas veces hacia un buen lugar, otras veces hacia sitios donde es mejor no mirar.
No caben en un día, ni caben en una caja. A veces no caben en una vida entera.

No celebramos un día para el amor. Quizá porque aún creemos que el amor se circunscribe sólo a las relaciones de pareja, y para eso ya está el día D. Quizá porque habría mucho que celebrar, y estaríamos de fiesta hasta el día del Juicio... Quizá porque no puede haber un sólo Día del Amor, y si lo hubiera el mundo estaría perdido.

Te querría de mil maneras, porque hay mil maneras de amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario