31 de agosto de 2011

Próxima parada: Las Tres "R"

Cuando hablamos del Planeta podemos adoptar dos posturas. Nos puede importar un pimiento lo que le pase porque sólo se vive una vez, y a vivir que son dos días, o se nos pueden saltar las lágrimas al ver lo que hacemos con la tierra que sostiene nuestros pies. A los que tomamos la segunda postura (que sin ninguna duda, creo que es la correcta) muchas veces nos asaltan las dudas al ver el increíble deterioro del Planeta...
¿Qué nos queda por hacer que no hayamos intentado ya?
¿Hay algo que siga en nuestra mano?

Parece que lo del agujero de la capa de ozono es inevitable, que el daño ya está hecho, que no hay vuelta atrás... ¿es eso verdad? 
¡No!
De ninguna manera, aún podemos comportarnos de forma que nuestra actuación en el planeta no sea como el paso de un terremoto, podemos hacer que nuestro trocito de tierra (nuestro jardín, nuestro barrio, nuestra ciudad...) sean un poco más verdes. Eso es el famoso piensa globalmente, actúa localmente. 



No hace falta vender el coche ni dejar de poseer nada, aunque si puedes hacerlo ¡perfecto! Pero hay muchas actuaciones pequeñas en nuestro día a día que dañan el medio ambiente, y que por tanto podemos cambiar para hacer que nuestro entorno sea más saludable. 

Os propongo renovar un tema manido, incluso explotado por algunas multinacionales y empresas, que ven en el sello ECO una garantía de clientela. Menos es nada, todo hay que decirlo, pero podemos hacer cosas por el planeta sin gastarnos millonadas en cosméticos respetuosos, sin dejar temblando la cuenta corriente con la agricultura ECO (concepto altamente subjetivo, que fluctúa según el país y la legislación) y, en definitiva, con nuestra actuación de cada día.

¿Os suena eso de las Tres "R"? Ya lo creo que sí. Nos han bombardeado con ello desde todos los flancos, pero, ¿nos lo sabemos? De nuevo ¡no! De ninguna manera. Ahora mismo suspenderíamos todos un examen de ecología si tuviéramos que contestar. Ya quedó claro cuando calculé mi huella ecológica hace unos meses.

Voy a dedicar todo el mes de septiembre en mi blog a esas tres "R", que además de ser un concepto muy pegadizo, obra del marketing más depurado, son tres grandes verdades:


Permanezcan atentos a sus pantallas porque pediré su colaboración para seguir aprendiendo sobre el tema. El saber no ocupa lugar, y cuando se trata de medio ambiente y de compartir experiencia, menos todavía. Cada miércoles, una entrada nueva. 

En la próxima entrada: REDUCIR

1 comentario:

  1. Leo informaciones en prensa, alguna noticia me asalta en televisión sobre la manifestación contra un acto político concreto, visito en busca de consuelo páginas como la de Greenpeace o Ecologistas en acción, pero todo ello me parece inanimado, artificial, una imagen con algún posible interés encubierto detrás.

    Pero llego aquí y leo tus palabras, y siento como pocas veces que mis costumbres constituyen algo más que la terquedad de un personaje que nunca termina de encontrarse a sí mismo. Veo justificado el separar papel, envases y vidrio para su reciclaje, el apagar toda luz innecesaria, el no confundir comodidad y derroche a la hora de poner en funcionamiento la calefacción o el aire acondicionado, el prescindir de coche siempre que es prescindible -algo que, bien pensado, ocurre casi siempre; pocos pueden ser más felices hoy día que quienes carecen de coche y SABEN desplazarse en cada momento con cualquier otra de las muchas opciones posibles-.

    Veo justificada mi metodología de reparar siempre todo lo posible en mi trabajo, como forma de seguir manteniendo en funcionamiento algo que puede seguir cumpliendo su función algún tiempo más, en lugar de ser sustituido por otra cosa y desechado. Quiero pensar además que cada componente desechado aquí tiene un futuro más o menos limpio, y no acabará entre montañas de desechos -para quien no sabe de qué hablo, recomiendo el documental Comprar, tirar, comprar-.

    Veo justificada mi desazón cada vez que miro alrededor y compruebo la escasa consideración real que se tiene con este problema, lo inmaduros que somos dejándonos arrastrar por el sistema en pos de la comodidad y el seguir la corriente a la masa, también conocido como "lo social y políticamente correcto".

    Mientras exista un solo impulso, un empujón mínimo como el que ofreces en esta página, la humanidad podrá, sino salvarse, algo que creo más bien utópico, sí prorrogar los problemas todo lo posible. Y cualquier valor superior a cero es positivo.

    Interesante experimiento el de la huella ecológica. Mi paso por una página hace pocas semanas en la que esta se calculaba arrojó mejores resultados de los que esperaba, condicionados en gran parte por el mal estado de la edificación donde vivo, que tiene más de cuarenta años y es climáticamente inútil. Invito a todo el mundo a pasar por ahí, a rellenarlo con sinceridad y a reflexionar sobre los resultados.

    Un enorme abrazo y muchísimas gracias por tus palabras Gijón.



    PD: Aunque mis respuestas van apareciendo con retraso, soy fiel visitante de estos rincones.

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