7 de septiembre de 2011

Las Tres "R": Reducir


Comenzamos esta serie de entradas con un concepto básico pero que muchas veces olvidamos o pasamos por alto: reducir es hacer que algo sea más pequeño. En el contexto en que lo estamos utilizando significa reducir la cantidad de contaminación en la medida de lo posible, para lo cual es necesario reducir otras muchas cosas. 

Actualmente estamos envueltos en una burbuja de consumismo, marketing y comunicaciones que nos lleva a un hecho innegable: por todas partes se nos incita a consumir más. Más de todo. Sin embargo, si queremos hacer algún tipo de bien al medio ambiente, reducir es fundamental, y esto no significa que vayamos a vivir peor ni en la miseria. 



Pensemos un momento. No hay ningún comportamiento ni ningún gesto que llevemos a cabo hoy en día que no sea contaminante. En mayor o menor medida, dado que vivimos en núcleos urbanos y no en cavernas, contaminaremos el medio ambiente. Encenderemos una luz, pondremos el microondas, beberemos un refresco y tiraremos la lata a la basura… Incluso las empresas que se nombran a sí mismas "ecológicas" realizan tareas que, inevitablemente contaminan. Esto se debe, por ejemplo, a que los tomates "eco" que se venden en ciertas tiendas no llegan hasta allí con sus propias patitas...

Pero no nos llevemos a error porque no nos están engañando: una empresa ECO es, en general, aquella que contamina menos, según unos parámetros determinados en ciertos textos legales. Aunque aún contamina, ha reducido su impacto en el medio ambiente. 

Si todos reducimos un poco acabaremos reduciendo mucho, ¿no? 

En todas partes nos hablan de ello y nos dicen que hay que reducir el consumo de agua, cerrar el grifo mientras nos lavamos las manos y los dientes, usar la ducha en vez de la bañera… No voy a entrar en el tema de las cisternas, que parece que es políticamente incorrecto. Que cada uno haga lo que quiera, y allá cada cual. También nos hablan de consumir menos luz y calefacción, apagando la bombilla cuando salimos de una habitación y regulando con termostatos las temperaturas de casas y oficinas para no abusar de los recursos… Todo esto lo sabemos ya, y aunque parecen recomendaciones difusas son extremadamente importantes y fáciles de llevar a cabo. 

Además os ofrezco aquí unas maneras de reducir la utilización de envases y plásticos, y son cosas que yo misma llevo a cabo en mi casa y con mi familia, porque aunque se pueden reciclar, cuanto menos tiremos mucho mejor. Porque como todos sabemos nuestra sociedad produce muchísima cantidad de basura, mucha más de la que la Tierra puede absorber. Imaginemos la imagen dentro de unos años, teniendo en cuenta el gran porcentaje de basuras que tardan cientos de años en biodegradarse… es para pensar en reducir, ¿no? 


Bolsas
Los supermercados y las grandes superficies han emprendido una cruzada contra las bolsas de plástico. Una no sabe qué pensar. Yo me alegro enormemente por lo que han conseguido, pero reconozco que para ellos ha sido también una gran forma de hacerse publicidad que en muchos casos ha sido una vergüenza. 
Aún así, nosotros siempre a favor del medio ambiente. Yo llevo varias bolsas de rafia y de tela y en el maletero por si tengo que parar a comprar, y cuando voy a pasear o llevo un bolso que me lo permite, meto dentro una de esas bolsas que se pliegan, por lo que pueda necesitar. Esas bolsas que se reutilizan una y otra vez permiten consumir muchas menos bolsas de plástico. 

Además, he comprobado que cuando le digo al tendero que no me dé bolsa, que ya tengo yo, más de uno me ha dado las gracias. Tenéis que saber que el precio de las bolsas a los grandes almacenes no les importa, compran muchas y tienen mejor precio, pero para los pequeños comerciantes y las tiendas de barrio son caras. La chica de la tienda de mi calle ya sabe que mi familia lleva su propia bolsa, y hace unas semanas nos lo agradeció regalándonos una bolsa de rafia de uno de los productos que vende. La señora que pagaba después de nosotros dijo que ella también quería una, pero la chica ni le contestó. 

De todas formas en mi casa hay bolsas de plástico para parar un tren. Es un suceso inexplicable que sólo puedo achacar al hecho de que ya forman parte de nuestra cultura, como el jamón y las patatas. Por eso las usamos como bolsas de basura en lugar de comprar las que venden en las tiendas. 

Y hablando de basura… aplastar los envases no cuesta nada, y no es lo mismo tirar una bolsa de basura con cuatro latas que una bien llena. Doblar los bricks de leche y de zumo, aplastar las botellas de plástico y las latas de refrescos hacen que quepan más en el cubo, y reduciendo espacio caben muchos más envases en un mismo contenedor amarillo, y así el camión de recogida se llevará muchos más en un mismo viaje… así que reciclaremos más. 

Envases en general 

La recomendación es que reduzcamos el consumo de envases todo lo posible por lo que os comentaba antes: aunque los reciclemos (en el mejor de los casos…) cuantos menos tiremos mucho mejor.

Yo me lo he tomado en serio y contando el número de potingues que tengo y que acumulo he llegado más de veinte. Reconozco que me encantan las cremas, pero he reducido las específicas a una corporal única que me guste (a veces leyendo las indicaciones de una crema me daba la risa, más que hidratantes parecen productos de ciencia-ficción), y he cambiado el gel de baño por una pastilla de jabón. El gel se vende en botellas, las pastillas de jabón van recubiertas de un papelito. 

Lo mismo me ocurre con las botellas de plástico. Yo bebo agua del grifo cuando estoy en Madrid, pero en la playa bebo agua mineral. Si ese también es vuestro caso pensad la cantidad de envases que se ahorran si en vez de comprar botellas separadas compramos garrafas más grandes. Pesan 5 ó 6 kilos, lo cual tampoco es decir que son toneles, y con ellas se rellenan las botellas de la nevera, tirando menos plástico. Una garrafa de 6 litros es lo mismo de 4 botellas de litro y medio, pero mucho menos plástico y casi siempre el precio del litro es más económico. 

Detergentes


Este es uno de los apartados en los que también hay que concienciarse. Los detergentes con que lavamos la ropa y los platos son altamente contaminantes para el agua de la Tierra. Una sola persona no causa gran impacto, pero pensemos en todos los habitantes de España vertiendo aguas con jabones por las cañerías… de nuevo es bueno que todos reduzcamos un poco. 

Una vez que se nos estropeó el lavavajillas el técnico nos dijo algo que nos dejó helados. Resulta que las pastillas de detergente de este aparato están compuestas de productos muy agresivos, y nos dijo que media pastilla lavaba los platos igual de bien y contaminaba mucho menos. Lo probamos en casa y efectivamente es así. Los platos salen igual de limpios, y encima ahorramos dinero.

Lo mismo pasa con las dos pastillas que hay que poner en la lavadora. La ropa que nosotros lavamos no está llena de barro ni de manchas, excepto si has dado un paseo por el bosque mientras llovía. Está sucia por el uso, por eso no es necesario llenar medio tambor de detergente para lavarla. Por otra parte, a lo mejor habéis comprobado más de una vez que en el tambor de la lavadora hay un trozo de pastilla que no se ha deshecho durante el lavado... lo que hace pensar que con menos habría sido suficiente. Respetar las cantidades de suavizante también es importante: un taponcito es la medida y la ropa queda suave. 

Os diré que una vez conocí a una chica en el extranjero. Compró un detergente líquido concentrado para unos 25 lavados, una botella de las que venden en cualquier supermercado. Cuando se fue del piso había puesto tan sólo cuatro lavadoras, pero a la botella de detergente le quedaban dos dedos… A veces una imagen vale más que mil palabras. 

Usar y tirar

Por todas partes se ven ahora platos y vasos de plástico o cartón de lo más moderno y gracioso. Para montar el cumpleaños de un niño sin fregar nada ya no hay que recurrir a los "aburridos" platos blancos de toda la vida, sino que tenemos una amplia gama de perritos, gatitos y dibujos famosos para elegir. Yo parto de la base de que el cumpleaños de nadie no es mejor ni peor por los platos que se usen (y eso hay que enseñárselo desde muy pequeños), pero consideraciones de ese tipo a parte, que sean platos de usar y tirar no quiere decir que no haya que usarlos de forma responsable. 


Que se puedan tirar quiere decir que no hay que lavarlos al final de la cena, no que con cada plato o alimento que nos servimos tengamos que usar uno distinto. Para los vasos, es muy útil ponerles los nombres con un rotulador indeleble, así cada uno puede hacer el dibujito que quiera, que también es divertido en un contexto de fiesta, y no se usan más vasos de los debidos. 

Y eso sí, si son utensilios de plástico, siempre al contenedor amarillo, y si vamos de picnic a algún lugar, siempre con la bolsa a cuestas para poder recoger todo al irnos. Parece que lo que digo es muy obvio, pero la experiencia me dice que en realidad no lo es por lo que me encuentro en parques y playas. 

Otras veces las cucharillas de usar y tirar que se compran para comer una tarta son de plástico duro de colores. Siempre hay calidades. Hay que pensar si con un lavado esas cucharas no pueden volverse a utilizar. Os aseguro que sí, y varias veces. 

Mención a parte merecen las colecciones de platos, vasos y copas de usar y tirar que salieron el año pasado en los supermercados por Navidad. Mi madre y yo aluciábamos con los diseños, con su filo dorado en el borde, con el plástico de buena calidad… ¡y con el precio! Pensemos: ¿es necesario tirar todos esos residuos a la basura después de una cena? Muchas casas hoy en día ya tienen lavavajillas, el cual gasta menos agua que lavar a mano, y no supone ningún esfuerzo para las personas. Con todo lo que acumulamos en nuestras casas, ¿no tenemos platos para cenar en Nochebuena y Nochevieja? De todas formas, y si miráis el precio estas navidades, veréis que, como dice mi madre, es más barato comprar una vajilla de las de toda la vida y tirarla a la basura después. Aunque en cualquier caso, con platos de plástico o sin ellos, nadie te salva de tener que quitar la mesa... 


Bien, ahora es el momento de que compartamos conocimientos. Yo ya he expuesto las formas de reducir que practicamos en casa, y las que se me han ocurrido. 
¿Vosotros conocéis otras? 
¿Hay algo que vosotros hagáis y que creáis que debéis compartir para ayudar a conservar la naturaleza?


Mándame tu forma de reducir a: gijon.blogs@gmail.com
Al final recogeré las formas de colaborar de cada uno de vosotros y las compartiré en una nueva entrada para que todo el mundo las pueda poner en práctica.

Próxima entrada: REUTILIZAR. PRIMERA PARTE

3 comentarios:

  1. que buena manera de concienciar!! yo me ducho y apago el grifo, riego las plantas con agua de haber cocido verdura..
    cosas asi, y lo de las bolsas por supuesto!

    xoxo

    http://lejournaldeprada.blogspot.com

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  2. Hola Gijón!

    Como siempre llevo las lecturas con retraso. Este fin de semana espero hacer un hueco y preparar un correo electrónico como pides.

    Gracias una vez más por tu interés en la materia. Si no fuera por tí y por otros cuantos, debería echarse a temblar lo que queda de ecosistema natural.

    Por cierto, ¿has visto durante estos últimos días las protestas reivindicando el derribo del Hotel El algarrobico en Almería?

    Cierro aquí, que tengo el taller hasta arriba de trabajo.

    Un abrazo!

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  3. Prada (para abreviar): muchas gracias por pasarte por aquí. Me alegro de que tú también contribuyas con el medio ambiente. Todo suma y todo es poco.

    Corso: francamente, pensaba que el tema de ese hotel estaba zanjado. ¡Pero no! Increíble lo que piden los políticos... no entiendo nada (a decir verdad, lo entiendo todo).

    Seguiré la noticia, porque en realidad acabo de buscarla porque he estado este fin de semana en una playa donde uno parece volver a los años 60... sin aglomeraciones ni bloques de edificios.

    ¡Un abrazo a los dos!

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