La electricidad es, a mi modo de ver, una de las cosas que más nos facilita la vida en estos tiempos. Pensad en las tareas y actividades que realizáis a lo largo del día y veréis que entre el 70-80% no podrías llevarlas a cabo sin un enchufe. Sin embargo, es más que necesario reducir el consumo de electricidad. Somos muchos y cada uno usa los recursos a su conveniencia, de forma que abastecernos a todos será, en poco tiempo, insostenible.
Corso, de El sueño de la sinrazón, nos manda tres ideas sobre consumo eléctrico e iluminación que pueden sernos muy útiles.
Para reducir el consumo de electricidad nos recomienda "apagar toda luz no necesaria, apagar los electrodomésticos que, como la TV o el TDT, pueden estar en modo stand-by, y en general todo el que no esté en uso. No dejar los cargadores de los aparatos conectados al enchufe cuando no hacen nada –no puedo asegurarlo, pero creo que algunos tienen un consumo mínimo solo por estar ahí-".
Todo aparato que permanezca en stand-by, es decir, con algún tipo de luz encendida pese a estar apagado, es un aparato que está consumiendo energía mientras no lo utilizamos. Es una pena consumir recursos en algo que no solo no necesitamos, sino que además no nos reporta ningún tipo de beneficio.
Un ejemplo claro de esto son los ordenadores portátiles. A menos que estemos cargando la batería, ¿por qué dejarlo enchufado a la red por la noche, o mientras no estamos en casa?
La iluminación es otro de los puntos débiles en nuestra carrera por cuidar el medio ambiente. A menudo dejamos encendidas muchas más luces de las que necesitamos, por eso Corso nos recuerda que debemos "aprovechar la luz exterior si se puede, y utilizar bombillas de bajo consumo cuando sea posible".
Ahora no sólo es posible, sino que además hay una gran oferta de bombillas de este tipo en multitud de tiendas, como IKEA. En algunos casos suponen un desembolso un poco más grande, pero merece la pena, porque yo aún no he cambiado ni una sola bombilla de bajo consumo de todas las que llevo poniendo desde hace más de cinco años, y se nota el descenso en el consumo.
Por último, Corso nos habla de un "truco" que podemos poner en práctica en casa para hacer que nuestras lámparas consuman menos: una luz regulable. "Ayer, mientras esperaba a que me atendieran en una ferretería, vi un dispositivo curioso: un potenciómetro para convertir en regulable la iluminación de una lámpara de mesa. Lo compré -me costó unos cuatro euros-, en cinco minutos y con ayuda de un destornillador y unos alicates pequeños lo sustituí por el interruptor que tenía el cable de la lámpara que tengo junto al televisor, y voilá: ahora no tengo por qué consumir esos 40W irremediablemente, y logro un ambiente más acogedor subiendo o bajando el nivel de luz según la necesidad".
Son todo buenas ideas, ¿no?
Además, lo mejor que tienen es que se pueden poner en práctica muy fácilmente.
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