20 de octubre de 2011

Vosotros y las Tres R: A vueltas con el agua...

Cada casa es un mundo. Muchos padres han educado a sus hijos, desde muy pequeños, en el uso responsable del agua. Incluso antes del boom ecologista y de las campañas de publicidad, mis padres ya me decían que cerrara el grifo, que tuviera cuidado al dejarlo correr para coger agua fría, que no usara la cisterna como papelera... 


Agradezco esa educación y la pongo en práctica cada día, pero sorprende ver, en comportamientos de algunos de mis compañeros y amigos, que ni la publicidad, ni los panfletos, ni mi propio comportamiento, han calado aún. Por eso no me parece innecesario recordar estas palabras de Corso, de El sueño de la sinrazón, acerca del uso de las cisternas: "A parte de la habitual costumbre de introducir una botella con agua en el depósito con el fin de reducir el espacio de carga, también es una opción muy útil el utilizar el pulsador de media carga -o bien la doble pulsación, dependiendo del mecanismo-, tras orinar por ejemplo".


A modo de anécdota, y para que sirva de ejemplo a aquellos privilegiados que puedan hacer lo mismo que Corso, os dejo aquí su forma de consumir agua pura y sana. Veréis qué curioso es... 

"Antes compraba semanalmente dos garrafas de agua de ocho litros cada una. Una vez vaciadas, las llevaba para reciclar, y vuelta a empezar. Un día descubrí un manantial a unos diez kilómetros de la ciudad, una modesta fuente en una zona de ocio típica con mesas de madera y barbacoas. Desde entonces, suelo tener en casa entre doce y quince garrafas de plástico que, una vez vacías, cargo en el coche, y traigo cargadas de agua para unas tres semanas. Ahorro en plástico, ahorro en comprar agua, y de paso el coche, que puede pasarse semanas enteras sin ver la calle, se mueve un poco -a la mecánica no le benefician nada largos periodos de estacionamiento-. Suelo ir sábados o domingos por la mañana, madrugando un poco para procurar llegar antes de que el lugar se llene de gente que busca pasar el día o bien llevarse agua a casa igual que yo".

Al leer esto no pude evitar pensar que el agua que él bebe es, seguramente, mucho mejor que la que bebo yo, a pesar de que el agua de Madrid es una de las mejores (según los expertos, no lo digo yo, que no entiendo nada). En la capital no puedo hacer esto cada semana, pero sí he visto gente cogiendo agua de fuentes en otras ciudades, como Alcalá de Henares (en Madrid), y fue hace apenas unos días. Inmediatamente pensé en Corso y me alegré de que haya más gente que bebe agua de este tipo. 

En estos tiempos en que todos los alimentos tienen aditivos y conservantes estoy segura de que nuestro cuerpo agradecería beber agua sana y natural, que limpia y depura. Cuidemos la naturaleza para que esas fuentes de agua limpia sigan siéndolo por mucho tiempo, y el agua baje directamente de la montaña a la mesa de aquellos que la tienen a su alcance. 

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