Cuando una amiga abogada me dice a mí, abogada también, que si vamos a ver El proceso de Kafka al teatro, sólo hay una respuesta posible. ¡Sí! Porque para más inri, resulta que adoro el teatro.
Cuando llegas a la puerta del teatro y te dan el programa, y descubres que el elenco tiene nombres alemanes empiezas a alabar al sistema educativo alemán, que les ha criado bilingües a base de mucho esfuerzo. Luego sigues leyendo hasta una frase que dice: idioma alemán, sobretítulos en castellano. Bien, al fin y al cabo no es más que ir al cine como Dios manda, y no es tan distinto de la ópera. Yo en el teatro no me desanimo ni queriendo.

Representaron El proceso en el Centro Dramático Nacional (Teatro Valle-Inclán) en la plaza de Lavapiés. La compañía trajo consigo una escenografía vertical que no me atrevo a comentar por miedo a chafarle a alguien la oportunidad de ver semejante cosa en directo, algún día.
Actores y actrices, andróginos todos ellos a más no poder, unidos en la causa de Josef K., inolvidable protagonista que se ve arrestado y juzgado por unos cargos que desconoce por completo y que nadie parece capaz de desvelarle. ¿Qué ha hecho K. para que le apresen? ¿Quién le ha calumniado? ¿Qué puede hacer en este proceso? ¿Cómo va a salir de las garras de la Justicia?
En esta obra se dan cita las caras más feas del sistema judicial: el enchufismo, la burocracia, la irracionalidad, lo incomprensible, la injusticia, la dilación... Todo junto forma una metáfora en la que a Kafka no se le pasa nada, no se deja nada en el tintero. ¿Hay algo detrás de esos diálogos absolutamente delirantes y sin sentido? Para un abogado sí, os lo aseguro. Todo cobró sentido delante de mis ojos y vi como esa aparente sinrazón no era más que la razón más absoluta. Me sorprendía a mí misma asintiendo a muchas de las afirmaciones de los protagonistas.
Desde el sábado, día que asistí al teatro a ver esta obra, tengo clavada la espinita de leer el texto original que Kafka escribió y analizar hasta qué punto ésto que vi era una versión. Mientras tanto sigo pensando en los personajes y en los diálogos... parece mentira.
La mala noticia es que sólo se representó en el Centro Dramático Nacional los días 14, 15 y 16 de octubre. La buena es que el teatro nunca caduca, y aunque la escenografía cambie de una compañía a otra la esencia del texto permanece intacta, por mucho que pase el tiempo.
El Proceso de Franz Kafka
Dirección y Escenografía: Andreas Kriegenburg
Producción: Münchner Kammerspiele
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