6 de junio de 2011

Meta volante

Cuando algo va a acabar no tienes más remedio que preguntarte muchas cosas. Algunas te gustan, otras no quieres ni mencionarlas, pero da igual, las vas a tener que oír rondándote la cabeza, porque son inherentes al hecho de que una etapa de tu vida se termina. ¿Y ahora qué? ¿Qué voy a hacer? ¿Esto me ha servido de algo? ¿Qué he aprendido? ¿Es real que esto se acaba?


Tengo una pesadilla recurrente. La odio, pero viene una y otra vez, unas veces cuando estoy dormida, pero la mayoría estando despierta. Sueño que corro, es una carrera. Qué extraño soñar con eso, yo, que detesto practicar deporte... Y cuando estoy llegando al final, alguien levanta la meta volante y la lleva más lejos. Sigo corriendo hasta que llego de nuevo, pero la meta vuelve a desplazarse unos metros más...

Mi abuela es de la opinión de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarla, lo cual es muy sabio. Así que yo no me creeré nada de esto hasta que no haya atravesado la meta. Hasta que no vea números no me voy a creer que salgo de la universidad, por si acaso alguien tiene la genial idea de mover la meta de nuevo y soltarme un agradable: "te veo en septiembre". Con una sonrisa, eso sí, que ya se sabe que en los sueños puede pasar lo más inimaginable.

2 comentarios:

  1. Ainssss de verdad no sabes como te comprendo. ¿quien no ha estado en una situación similar? Yo ahora estoy pendiente de que me digan si me dan un trabajo muy interesante o no. Me han dicho que tengo muchas posibilidades, peeeeeeeeeeeero... eso, mejor no vender la piel del oso antes de haberlo cazado, por si acaso.
    Paciencia!

    http://humordemoda.blogspot.com/2011/06/6-de-junio-de-2011.html

    ResponderEliminar
  2. Cuánto tiempo ansiando un rato de calma para encerrame en este rincón tuyo, cuánto tiempo, más de una semana, desesperado por salir de la inercia trabajo-casa-descanso, porque el tiempo físico y la energía no daban para más.

    A mi me sucedía con cierta frecuencia hace varios años un caso similar. En varias ocasiones soñé mientras dormía con el que fuera mi profesor de literatura en segundo de bachillerato. En su favor he de decir que era un gran conocedor de la materia, pero en cuanto a sus dotes de la enseñanza... me temo que dejaba mucho que desear. Durante la evaluación de aquel junio fueron varias las voces de profesores que se alzaron en mi defensa, y él cedió a regañadientes, convencido en que merecía de pleno aquel septiembre. No era un alumno modelo, pero había trabajado la asignatura y tenía merecido al menos un aprobado, y lo sabía con la misma certeza con la que sabía que biología se saldaría con un notable. Meses, incluso años después, sueño con que soy convocado por él. Ha invalidado la calificación de aquel curso y me obliga a presentarme de inmediato a un examen que no me ha dado tiempo a preparar.

    Acababa despertándome, dándole vueltas y tranquilizándome al pensar que nada de aquello era real. Aquello me hacía sopesar cuán grande puede ser el miedo a algo o a alguien, aún cuando forma parte del pasado, cuando ya no puede volver y hacer ningún daño.

    Para cerrar, te diría que en efecto no vendas la piel antes de tenerla en las manos, pero por otra parte confía en ti. El trabajo está hecho: ya solo falta recoger los frutos.

    Gran reflexión. Un abrazo!

    ResponderEliminar