7 de enero de 2014

La tartera: ¿qué se puede (y qué no se puede) congelar?

A finales del año 2013 comencé a escribir una sección denominada La tartera en la que pretendía hacer una defensa de esa comida de tupper que en muchos casos es considerada una lástima. Pero yo sé que eso sucede cuando no miramos nuestra tartera con buenos ojos, y aquí sigo dando ideas para que llevar nuestra comida a cuestas no sea una losa. 

Una de las opciones más socorridas para llevar la tartera a cuestas es recurrir a los congelados. No me refiero a la comida congelada de supermercado, sino a las raciones que se congelan en tarteras pequeñas para que luego nos solucionen algunos días de nuestra semana. Se sacan del congelador la noche anterior y por la mañana están listas para llevar. 

Por supuesto, esto no es exclusivo de las personas que llevamos tartera al trabajo. También sirve si comes en casa y quieres ahorrar algo de tiempo en la planificación de comidas. 


Para contar con raciones congeladas se puede: 
  • Hacer una cantidad grande de comida a posta y congelar algo en tarteras pequeñas. Esto permite cocinar en días que se tiene más tiempo, como es el caso de los fines de semana, y reservar algo para cuando se tenga menos. 
  • Congelar lo que ha sobrado, porque a veces queda lo justo para una persona y, aunque parece que no es mucho, puede solucionarnos un plato. (Aquí ya dejé otra idea para aprovechar lo que sobra del día anterior).
En mi casa, tras estos años de tarteras para arriba y para abajo, hemos ido viendo qué alimentos admiten la congelación mejor que otros. Sabemos que: 
  • La patata no queda bien cuando se descongela, de ninguna de las maneras, por lo que descartamos la posibilidad de congelar guisos como las patatas con carne o con bacalao. 
  • Las salsas que llevan patata, como las de la carne asada o en salsa, se separan en dos fases al descongelarlas, quedando el agua por un lado y el resto por otro. Si es para congelar es mejor quitar la patata de la salsa (u optar por otros platos). 
  • Los alimentos rebozados, empanados o fritos, es mejor comerlos al día siguiente, aunque repitamos comida. 
Admiten congelación, y son muy buenas opciones para llevar: 
  • Los guisos de pescado con tomate. En estos casos el tomate no funciona como el resto de salsas, sino que se mantiene perfecto al descongelarse. 
  • Las albóndigas, sin problema. 
  • El pollo asado, queda perfecto. 
  • Los guisos de legumbres (lentejas – sin patata-, potaje…)
  • El caldo del cocido o cualquier otro caldo, que se puede congelar en botellas pequeñas y llevar como un consomé. 
  • El propio cocido. Se puede congelar todo junto y separarlo una vez descongelado, o hacerlo en tarteras distintas. Queda rico en cualquier caso. 

Y vosotros, ¿qué congeláis para comer otro día?
¿Tenéis algún truco para que quede casi como recién hecho?
¿Sabéis de algún otro alimento que no se congele bien?

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